El Harem del Emperador - 28. Cena
– Esto es denigrante.
– Maestro si usted no fuera tan terco yo no tendría que venir a arrastrarlo.
Ante las palabras de Priya lancé una mirada indignada como respuesta.
– No soy terco, solo es que no me gusta dejar asuntos inconclusos.
– Usted estuvo batallando por tres horas con una trampa de arena cuando pudo simplemente recoger la pelota con la mano y sacarla. Si eso no es terquedad entonces no se que lo sea.
– Yo lo llamo perseverancia, y lo hubiera logrado en tres intentos más si tú no hubieras interrumpido ¿Verdad Teodora?
– Heee… Creo que la capitana de la orden me están llamando en este precio momento.
– ¡Oye!
Mis ojos siguieron la espalda de Teodora mientras está escapaba a toda velocidad atreves del siguiente pasillo. Yo solo pude protestar ante su huida agitando mis piernas mientras era transportado estilo princesa.
– Grrr… ¡Esto es tan frustrante! ¿Podrías a menos tener un poco de consideración con mi orgullo como hombre?
– Podría, pero vamos tarde para la cena.
Con esas simples palabras Priya barrió mis protestas.
Cuando por fin arribamos al comedor fuimos recibidos con la deliciosa fragancia de la comida recién servida. Ahí sobre la gran mesa un desfile de siete platillos lujosamente preparados se encontraba expuesto.
Aunque lo que más me robo la atención fue el enorme asado que sería el protagonista de está noche.
– Vaya ese si es una gran porción de carne.
Ante mis palabras Priya me libero permitirme tomar asiento por mi propia cuenta.
– Miss Claudia me pidió decirle, que tiene permitido dejar sus lecciones de modales de lado por está noche y que espera que disfrute su cena.
Ante las palabras de Priya una gran sonrisa se formó en mi rostro. Durante los últimos meses había estado obligado a tomar clases de etiqueta y modales como parte de una de las condiciones que el vejestorio me impuso.
En pocas palabras, había tenido que caminar, comer y asta ir al baño según los estándares de los nobles del imperio.
– ¿Eso dijo ella?
– Si.
– ¿Completamente segura?
– Palabra por palabra.
Mire por unos segundos más el rostro inexpresivo de Priya mientras se disponía a colocar un plantó vacío frente a mi junto un par de cubiertos. No por nada actuaba tan desconfiado ante tan dulces palabras. Después de todo era difícil de creer que alguien tan apretada y estricta como Claudia pudiera dar tal concesión.
– (mirar)
– …
– (mirar)
– ¿Va a comer?
– Estás segura que … ¡Auch! ¡Ya entendí! ¡Ya entendí!
Rápidamente levanté las manos en señal de rendición ante el tirón de orejas que Priya me propinó.
– (toser) Bueno si así va a ser la cosa ¡Buen provecho!
Rápidamente tomé un tenedor en cada mano y comencé a apuñalar pequeñas porciones de cada uno de los platillos frente a mí. Ya que está era una rara oportunidad termine desechando hasta la mas mínima pizca de recato.
– No tiene que comer tan a prisa maestro.
– (masticar) (masticar) Priya por favor corta esto para mí. Ah y de paso sirve un poco de aquella sopa en mi plato.
– Muy bien aquí tiene ¿No va a querer algo de pan para acompañar la sopa?
– (masticar) (masticar) Claudia siempre me regaña por remojar el pan en la sopa, así que adelante.
Con rápidos y precisos movimientos priya atiende cada una de mis peticiones. Sin embargo por alguna razón cuando le pedí servirme un poco de asado sus manos parecieron dudar por un instante.
Aquella pausa fue muy pequeña por lo cual le resté importancia mientras la veía cortar la carne en pequeños cubos del tamaño de un bocado.
– Aquí tiene.
Suavemente Priya colocó el plato frente a mi con los jugosos trozos de carne.
Rápidamente apuñale con mi tenedor uno de los cubos de carne y me lo llevé a la boca.
– ¡¡Mmm.. maravilloso!! ¡¿Que tipo de carne es priya?! ¿Jabalí?
Con ojos brillantes dirijo una mirada hacia Priya pero está esquiva mis ojos por alguna razón.
– Está en lo correcto, es un jabalí salvaje que cazaron justo está mañana.
Nuevamente me sentí intrigado por la reacción de Priya, pero con tanta y tan deliciosa comida frente a mí decidí ignorarla y seguir comiendo.
Esa cena fue una de las mejores que eh tenido desde que reencarne. Incluso cuando comí tanto como mi estómago podía soportar, aun quedaba mucha comida sobre la mesa.
Afortunadamente yo no tenía que preocuparme porque se desperdiciara. Después de todo Claudia me dijo que en estás ocasiones las Maids tienen permitido comer todo lo que sobra.
Así que una vez completamente satisfecho abandoné el comedor con rumbo a mi siguiente parada.
¡La noche apenas había comenzado!
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[Pov: Regina]
– (trago) Es más grande de lo que imaginé.
Miró con cautela el gran asado sobré la mesa mientras dudo en acercarme otro paso más.
– Vamos Regina, te pagaremos 500 diarios cada una solo por comer un bocado.
– ¡No lo hagas Regina!
– ¡No vale la pena!
– ¡Linet tiene razón! ¡Al menos deberían ser 800 cada una!
Miro por el rabillo del ojo solo para encontrarme con el resto de mis compañeras Maids ocultando sus rostros detrás de sus platos. Ellas se mantienen dos pasos detrás de mi mientras sostienen platos y charolas a modo de escudos.
– ¡¡Esta bien!! ¡¡Esta bien!! ¡Chicas lo tengo bajo control! Ya les dije que solía comer carne de monstruo todo el tiempo en casa, esto no es la gran cosa, (trago) solo es carne… ¡Eso es! Solo es un gran trozo de carne.
Lanzo algunas palabras para calmar a algunas de mis compañeras y de paso calmarme a mi misma mientras avanzo hacia la mesa. Mi familia el clan Mckartur es relativamente famosa dentro del imperio por ser los guardianes de las montañas nublares. Uno de los nidos de bestias más recónditos e inexplorados dentro de las fronteras del imperio. Aunque la mayoría de los nobles nos tilden de simples guardabosques glorificados. La verdad es que sin nuestros esfuerzos grandes extensiones de campos serían incultivables bajo el acoso de las bestias mágicas que se desbordan de las montañas periódicamente.
Claro que al verme criado en una familia dedicada a la caza de bestias mágicas me encontraba bastante familiarizada con el consumo de su carné. Pero… Nunca me imaginé que algún día tendría carne de orco para la cena.
Claro que ya había escuchado a los ancianos hablar acerca de que alimentos eran buenos para combatir la impotencia en los hombres. Después de todo cada vez que se ponían ebrios este era el primer tema del que hablaban.
¡Hazme caso no hay nada mejor que la sopa de cuerno de bicornio para sentirte como un adolescente en celo de nuevo!
¡¡¡Patrañas!!! Los testículos crudos de tirano dientes de sable son lo mejor, solo come uno y podrás doblar espadas de bronce sobre tu miembro.
¡¡¡Hahaha!!! Ustedes idiotas que van a saber. Prueben la sopa de tortuga milenaria, les garantizo que un solo tazón basta para mantenerte erguido y con las bolas produciendo semen toda la noche.
¡¡Ustedes mocosos escuchen con atención!! Hagan caso a este viejo que a vivido más que cualquier otro en esta familia y a viajado por casi todo este continente. Durante mis viajes tuve la fortuna de servir al gran sultán Mehmed v hombre sagas y astuto que construyó uno de los reinos más grandes dentro del mar de arena. En más de una ocasión lo vi con mis propios ojos desflorar y embarazar a más de 100 vírgenes pertenecientes a su harem en una sola noche. Después suplicarle durante varios meses finalmente conseguí que me confiriera su secreto a unos días de mi partida. ¡Si quieren convertirse en auténticos semidioses del sexo lo que deben de comer es …!
– El pene de un alto orco.
Mis labios se movieron pero la mano en la que sostenía el tener con un pequeño trozo de carne se rehusó a hacerlo.
Todas las chicas en la habitación tenían sus miradas en mi mientras luchaba por acercar el tenedor a mi boca. Sin embargo, por más que trataba de convencerme a mí misma de que se trataba de otra comida más, algo en mi se reusaba a seguir adelante.
– ¿Creen que lo vaya a hacer?
– Por supuesto que no, incluso alguien tan dura como Regina tiene sus límites.
– Escuché que la profesora Garnet fue la que preparo el platillo para el joven amo a petición de miss Claudia.
– ¡Heee! ¡¿De dónde rayos sacaron un alto orco?!
– Ni idea, pero escuché que fue la misma capitana de la orden quien lo atrapó y lo trajo con vida.
– ¡¡Espera un segundo!! ¡¡Estás diciendo que la maestra Garnet!!
– (asentir).
– Se que ella siempre dice que la frescura de los ingredientes es lo más importante pero…
– ¡¡¡Quieren cerrar el pico de una jodida vez!!! – Antes de siquiera darme cuenta me encontraba explotando contra mis compañeras.– ¡¡¡Estoy teniendo la batalla más grande de mi vida en este preciso momento!!! (Toser) ¡Ustedes solo prepárense para pagar en silencio y vean como hago historia!
Dirijo una vez más mi atención al platillo frente a mi. Asiendo a un lado la procedencia de la carne este era sin duda el trabajo de una chef real.
Especies exóticas de todos los rincones del imperio fueron empleadas en su elaboración, incluso algunos ingredientes extremadamente caros como las frutas de pasión y las manzanas de doradas se encontraban presentes.
Su aroma y presentación eran sin duda alguna un placer para los ojos y la nariz. Pero aún así…
Mire una vez más mi tenedor, ahí se encontraba una pequeña porción de carne acompañado de una rebanada de manzana dorada.
Solo tenía que comerlo y podría cosechar las ganancias de un mes de trabajo.
– ¡Bien! ¡Aquí vá!
Juntando todo el valor que tengo cierro los ojos y abro la boca lo más que puedo. Entonces acercó el tenedor a mi rostro.
– Oh por los dioses realmente lo va a ser.
– ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser!
– ¡Voy a cerrar los ojos que alguien me avise cuando haya acabo!
– Diablos siento que voy a vomitar… ¿Hub?
– ¡Hey! ¡Voltea a otro lado!
En medio del escándalo ocasionado por mis compañeras mi mano se detuvo.
– ¡¡¡AAAHH QUE CARAJOS, ESTÁ BIEN ME RINDO!!! –Completamente frustrada dejo caer el tenedor sobre el plato y me alejo de la mesa.– ¡¡¡ADELANTE PUEDEN LLAMARME GALLINA TANTO COMO USTEDES QUIERAN, PERO NO ME COMERÉ EL PENE DE UN ORCO!!!
Con fuertes pasos me acercó a mis compañeras pero contrario a lo que esperaba ellas no se burlan de mí.
– Oh, vamos no es para tanto Regina.
– Solo por el mero hecho de tener las agallas de acercar el tenedor a tu boca tienes todo mi respeto.
– ¡Si! Tu eres la heroína de nuestro equipo.
Abrumada por las alabanzas y palabras de aliento de mis compañeras no pude evitar rascarme la cabeza mientras mis mejillas se sonrojaba por la vergüenza.
– Cielos chicas, no sabía que me tenían en tan alta estima.
– ¿Estás bromeando? ¡Tu eres el as del ala esté!
– ¡¡¡Si!!! (Todas)
– ¡Hahaha! Basta chicas me avergüenzan.
Mientras me encontraba luchando contra la creciente vergüenza en mi corazón, sin querer note una figura que se deslizó entre la distraída multitud y se acercó silenciosamente hasta la mesa donde el exótico platillo se encontraba.
– ¡Oye Gracie! ¡Aléjate de esa cosa!
Ante mi advertencia el resto de Maids voltea solo para darse cuenta de que nuestra compañera de gafas y apariencia sería se encontraba sirviendo una gran porción de asado junto a algunas guarniciones en una charola.
– ¡¡Heeeee!!
– ¡Gracie!
– ¡Por los dioses incluso se está sirviendo el relleno!
– ¡Esperen un segundo! ¡¿Esas albóndigas son lo que creo que son?!
– ¡Demonios creo que ahora sí voy a vomitar…¡
Antes de que sucediera una tragedia apartó a las compañeras en el camino y me muevo para detenerla.
– ¡Detente cuando alguien te está hablando idiota!
Con rápidos movimientos coloco mi mano izquierda sobre el hombro de Gracie y con la derecha detengo los movimientos de su mano que no deja de colocar carne sobre la bandeja.
– ¡¡¿Oye, tienes la más remota idea de lo que estás sirviendo en tu plato?!!
Rápidamente la encaro al mismo tiempo que la sacudo por el hombro, pero para mí sorpresa ella no se mosquea en lo más mínimo.
– Claro que lo sé, Linet y las otras no dejaban de parlotear al respecto toda la tarde.
Ante la directa respuesta y la expresión seria en la cara de Gracie no pude evitar quedarme aturdida por unos segundos.
– ¡Espera! ¡¿Eso significa que tú?!
– No seas ridícula Regina, ni loca como algo como esto.
– ¿Hee?
Completamente aturdida libero a Gracie la cuál no pierde tiempo y continúa llenando de comida su bandeja.
– ¿Entonces que vas a hacer con todo eso chica?
Completamente perpleja interrogó a mí compañera mientras mis cejas se fruncen ante el espectáculo de ella sirviendo algo de caldillo con un cucharón.
– No mucho, solo voy a llevarle algo de cenar a una querida amiga mía♪
– Tuuu.
– Esa cabeza hueca le dijo a miss Claudia del incidente de las estatuas rotas en la galería. Ahora tengo que limpiar las fosas de slime todos los años hasta que muera o cumpla 150. La muy idiota creyó que la perdonaría con algunas disculpas y unos pastelillos baratos, (escupir) espero que el sabor sea de su agrado.
Con una cara complicada veo a Gracie preparar varios sandwiches y escupir en el interior de cada uno antes de de agregarlos a la pila de comida que llevaba en la bandeja.
– Ella y mera han estado comiendo solo sopa aguada y durmiendo en el cobertizo del jardín del cáliz durante los últimos meses, apuesto que se encuentran muy hambrientas.
Una siniestra sonrisa se formó en el rostro de Gracie al mismo tiempo que levantaba la bandeja y se ponía en marcha. Las Maids a su paso retrocediendo con rostros pálidos mientras despejaban el camino.
Nadie en el lugar se atrevido a decir ninguna palabra hasta que los pasos Gracie ya no pudieron ser escuchados más por el pasillo.
– Recuérdeme nunca hacer enojar a Gracie de nuevo.
No sé supo quién digo aquellas palabras pero todas asentimos al unísono.