El Harem del Emperador - 16. Mimosa
Habían pasado dos días desde el regreso de Claudia y ella aún no había hecho su jugada.
Esto lejos de tranquilizarme me inquietaba cada vez más, ella había demostrado en más de una ocasión ser una persona con una línea de pensamiento completamente fuera de lo común.
Por eso no tenía idea de cómo podría usar mi debilidad en mi contra.
Y eso me aterraba.
Durante las últimas noches logré llegar a la salida de esté lugar al mismo tiempo que exploraba el área habitada. Sin embargo también me había topado con el último gran obstáculo para mí escape.
Necesitaba un boleto de salida.
La semana pasada intenté obtener las llaves de alguna de las maids que tomaban baños nocturnos. Sin embargo en cada ocasión los agudos sentidos de estás me impidieron acercarme
a los vestidores.
Después cambié mi objetivo a los dormitorios, pero al hacer un par de intentos todas parecían haberse puesto en alerta.
La cosa tampoco fue nada bien cuando apunté a las que iban al baño por la noche.
Así fue como al cabo de solo una semana de intentos, el área oeste parecía un avispero alborotado por las noches.
Enserio lamento mucho haberme convertido en un fisgón que acosa un dormitorio de chicas por la noche.
Pero juro que el 80% del tiempo no lo hice con intenciones pervertidas.
Claro que también estuvo aquel incidente en qué me tope con un grupo de niñas, que a mí sorpresa intentaban dar caza a un supuesto fantasma que asechaba los dormitorios.
Claro que no soy un idiota y me di cuenta de que ese fantasma era yo.
Por increíble que parezca me encontré con ese grupo mientras hurgaba dentro de la lavandería en busca de algún trofeo.
Aún no entiendo cómo logré ocultarme dentro de una pila de sábanas sucias antes de que ellas entrarán. Pero fue gracias a ello que pude escuchar sus planes de usar algo de ropa interior usada como carnada para atrapar el fantasma.
Por supuesto que la razón detrás de inusual decisión fue el que yo estuviera sustrayendo la ropa interior de la lavandería todas las noches.
Sin embargo después de buscar alrededor se dieron cuenta de que llegaron demasiado tarde.
La líder de este grupo lejos de desanimarse decidió tomar el asunto en sus propias manos y entonces hizo un sacrificio por el equipo.
Ella se quitó su propia ropa interior y anuncio que la usaría como carnada.
La líder del grupo era Alisha.
En pocas palabras era la ropa interior recién usada de una belleza de piel marrón.
Algo dentro de mi se retorció cuando pensé en ello mientras me encontraba oculto dentro de la pila de sábanas. Y no fue de extrañar que apenas ellas se marcharán de la lavandería yo saltará inmediatamente a la acción.
Clara que no me lanzaría a una acción tan temeraria solo por la ropa interior de Alisha, también tenía como objetivo tratar de robarles el juego de llaves que ellas llevaban consigo.
Después de improvisar un rudimentario disfraz de fantasmas con una de las sábanas de la lavandería, me lance a la acción pensando que sería demasiado fácil asustar a un grupo de niñas.
Y bueno… Las cosas no salieron como yo planeaba… ¡Pero hey! Al final conseguí la ropa interior de Alisha y salí vivo qué es lo más importante.
Y por sus gritos estoy bastante seguro que la leyenda del fantasma perdurará por un buen tiempo.
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Fue mientras mi mente divagaba acerca de todos estos acontecimientos que de repente llamaron a la puerta.
* Toc * * Toc * * Toc *
La hora del almuerzo no tenía mucho de haber pasado así que me sentí curioso por la inesperada visita.
La puerta de la habitación no tardo mucho en abrirse mostrando un grupo conocido. Claudia, Priya y al caballero entraron a la habitación llevando consigo la silla de ruedas en la que suelo ser transportado.
Fue un poco extraño tomando en cuenta que desde el incidente con Marie ya no solían llevarme a pasear.
Priya cómo siempre se encargó de sacarme de la cama y colocarme en la silla de ruedas, después de asegurarme correctamente nuestro grupo partió de excursión.
El interior de este palacio es tan enorme que cada vez que me llevan a pasear hay algún sitio nuevo e interesante que visitar.
Y hoy no fue la excepción.
Nuestro destino fue un hermoso jardín techado con una gran cantidad de helechos y plantas de grandes hojas verdes.
En medio de este se encontraba una plataforma de mosaicos multicolores, sobré la cuál un anciano tomaba el té en compañía de un mayordomo igual de viejo.
Ambos eran rostros completamente nuevos para mí así que reforcé mi vigilancia al mismo tiempo que ponía todo de mí en mi actuación.
Nuestro grupo se acercó a la mesa dónde se encontraba el anciano tomando el té. Y esté actuó indiferente aún cuando colocaron mi silla al otro extremo de la mesa.
.
..
…
El silencio se hizo mientras el viejo mantenía los ojos cerrados y saboreaba su tasa de té.
Yo discretamente aproveché la pausa para mirarlo de reojo.
El anciano debía tener más de 80 años y por su apariencia no pude evitar compararlo con el personaje de Gandalf de señor de los anillos. Y de no ser por la presuntuosa túnica blanca bordada con hilos dorados qué portaba, fácilmente podría pasar cómo un buen cosplay de dicho personaje en cualquier convención en la tierra.
Solo le faltaría el sombrero la túnica correcta y un báculo para tener al personaje.
– Hoy tengo ganas de hacer un experimento.
De repente el anciano frente a mi rompió el silencio mientras dejaba su taza sobre la mesa.
– Es algo realmente simple y me gustaría tener la cooperación de todos los presentes para llevarlo a cabo.
Una leve sonrisa se dibujó en sus labios mientras de dirija una mirada a todos los presentes. Al mismo tiempo introdujo su mano derecha dentro de la manga de su túnica y sacó lo que parecía una semilla de durazno.
El silencio se extendido durante varios incómodos segundos en los qué tanto el viejo mayordomo como mi grupo se mantuvieron parados a unos metros de distancia completamente en silencio mientras el viejo mostraba la semilla.
– Esto es la semilla de una simpática planta mágica conocida como Mimosa.
Rápidamente vino a mi mente una planta de la tierra con el mismo nombre.
– Algunos de los presentes la reconocerán, sin embargo para los que no permítanme darles una demostración.
De repente la mano con la que el sostenía la semilla se envolvió en aura escarlata y está comenzó a brillar. De un momento a otro la semilla comenzó a partirse y en ese preciso instante el viejo la arrojó sobré su hombro.
La semilla dibujo una parábola perfecta cayendo entre los helechos del jardín.
Unos segundos después todas las plantas en ese área comenzaron a marchitarse y morir, dando paso a un gran brote verde que emergía en su lugar.
El brote creció hasta la altura de tres metros y produjo varias ramas con grandes hojas verdes en forma de corazón. Sin embargo lo que robó mi atención fue lo que creció al final de cada rama.
Involuntariamente me estremecí en la silla al ver las grandes fauces que se abrían y cerraban como si probarán su capacidad para morder.
[ ¡Mimosa mi trasero! ¡Eso es una jodida Venus atrapa moscas gigante!]
Y lo más aterrador de todo fue la gran boca que creció del tallo principal y por alguna bizarra coincidencia terminó viendo en mi dirección.
– Hahaha Hermosa ¿No? Creo que la conocen también por el nombre de trampa de ciervos.
* Morder * * Morder * * Morder *
Mi frente comenzó a llenarse de sudor mientras veía las bocas morder el aire haciendo un fuerte sonido cada vez.
Sin embargo el viejo sentado frente a mi lo veía con los mismos ojos con los que alguien vería un lindo cachorro.
– Ahora veamos si sabe algún truco que tal… ¡Atrapala!
De repente tomo la taza en la que había estado bebiendo y la arrojó hacia la planta.
Para mí sorpresa o mejor dicho mi horror la planta movió sus ramas y la atrapado con una de sus fauces la taza en medio del aire.
– ¡hahaha! Vaya que si creció grande y fuerte es un excelente ejemplar. Ahora Rudolf me harías el favor de marcar en el suelo cuál es su rango máximo de ataque.
El viejo mayordomo se puso rápidamente en marcha y ocupando una tiza dibujó en el piso una línea que rodeaba la planta.
– Muy bien, ahora para que quede claro. Todo lo que cruce la línea será inmediatamente atacado por la Mimosa… Entonces ¿Que tal si probamos qué tanto puede comer nuestro nuevo amigo?
Un escalofrío recorrió mi espalda al mismo tiempo que el anciano se ponía de pie y caminaba hacía mí. Apenas quedaron claras sus intenciones Claudia, Priya y el caballero intentaron intervenir.
– !?
– ¡Mi señor?
– ¡Su alte…!
Sin embargo todos se detuvieron en secó cuando el viejo levantó la voz en un tono imponente que uno no esperaría escuchar de un hombre de su edad.
– ¡¡Todos quédense donde están, es una orden de la cabeza de la familia!!
Su voz reverbero por todo el jardín mientras Claudia y Priya mostraban caras de angustia incapaces de moverse un pasó más.
– Ustedes son solo espectadores así que quédense quietos y vean mi experimento en acción. Les prometo que el resultado sin duda les sorprenderá.
Lentamente mi silla fue apartada de la mesa y fui llevado hacia donde la Mimosa esperaba con sus fauces abiertas.
Fue justo cuando nos encontramos a tres metros de la línea dibujada en el suelo, que el viejo le dio la vuelta a mi silla y mientras nos veíamos cara a cara mostró una gran sonrisa en forma de media luna y entonces agregó.
– Aquí tienes pequeño… ¡Ahora ve atrápalo!
Fue en ese instante que sus manos liberaron mi silla y está lentamente comenzó a deslizarse hacia atrás.
[ ¡¡Tienes que estar bromeando!! ¡¡Auxilio porfavor alguien ayuda!! ¡¡Me van a devorar!! ¡¡Que alguien me salve de este lunático!!]
Mis ojos rápidamente voltearon a ver a todos alrededor en busca de ayuda. Sin embargo tanto Claudia, Priya y el caballero se mantenían en su lugar como si sus pies estuvieran soldados al piso. El último al que le dirigí una mirada suplicante fue al viejo mayordomo pero este permaneció indiferente.
La silla que al principio se movía lentamente poco a poco cobro más velocidad y pronto estuvo claro que no podía mantener mi actuación por más tiempo.
Fue así que al borde de lo que mis nervios podían soportar finalmente bajé mis pies y traté de parar la silla por mi propia cuenta.
Pero la planta de mis pies solo se deslizó sobré el liso y brillante piso sin logran reducir la velocidad.
[ ¡¡Al carajo todo yo no voy a ser devorado por una ensalada!!] (LoD: xd)
Prácticamente dando un salto me levanté de la silla apenas logrando mantenerme de pie.
Instantes después el sonido de la silla siento aplastada y destrozada se pudo escuchar a poco distancia de mi espalda.
-Fiuu *Sudor* eso estuvo cerca.
E involuntariamente voltee sobre mi hombro, solo para ver cómo las fauces de la planta se peleaban por los restos de la silla destrozada.
Casi me orino encima ante el espectáculo de horror del que hubiera sido víctima de haber reaccionado un segundo tarde.
Mi cabeza entonces se güiro de nuevo al frente para confrontar al viejo del demonio que aún me veía con una gran sonrisa en los labios.
– ¡¡¡Tu maldito lunático!!! ¡¡Casi me matas!!
– ¡Hahahahahaha! ¡Miren quien al fin decide usar las piernas! ¡Damas y caballeros del público les presento con ustedes el fantasma de la academia Vald!
Mientras el anciano extendía sus manos hacia mi como si presentará un acto de circo. El viejo mayordomo saco de quién sabe dónde una bolsa de tela bastante familiar.
– “…”
De su interior sacó mi disfraz de fantasma junto con varios objetos que había tomado y los mostró a todos los presentes.
Me sentía como el culpable siendo desenmascarado al final de un episodio de Scooby Doo.
Y lo peor fue mi colección de trofeos estaba siendo expuesta frente a Claudia y priya.
Barrí con la vista mis alrededores solo para toparme con la miradas incrédulas de ambas mujeres.
Y viendo que fui desenmascarado por completo decidí tomar la última opción que todo pervertido tiene en esta situación.
Decidí correr.
La salida estaba libre y pensé que si lograba perderlos en este laberintico lugar podría tener una posibilidad.
Pero solo tuve que dar cinco pasos a toda velocidad para que mi corazón comenzará a doler.
Fue tan fuerte el dolor que inmediatamente mis piernas cedieron cayendo peligrosamente al suelo.
Pero fue cuando me encontraba cayendo que una orden llegó.
– Pueden moverse.
Antes de que mi rostro chocará estrepitosamente contra el suelo mi cuerpo fue atrapado por un par de brazos gentiles.
– Lo tengo maestro.
Era Claudia quien a mi sorpresa su rostro había perdido completamente su semblante habitual mientras me levantaba en brazos y me cargaba estilo princesa.
Cuando vi sus lágrimas caer por sus mejillas por alguna razón un extraño sentimiento brotó en mi corazón.
La frase “no tienes que llorar nana, estoy bien” casi estuvo apunto de salir de mi boca pero de algún modo logré evitarlo.
En ese momento estuve 100% seguro que la chica de aquel sueño era sin duda Claudia.