Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 70. Hasta ahora y despues de esto
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Los sonrientes habitantes de Akito nos despidieron cuando subimos al tren para marcharnos.
Risha y Mira miraban por las ventanas del tren mientras Lilia conducía.
Llamé a Yuria y le hice una pregunta.
—¿A quién se le ocurrió eso?
—A todos.
—¿A todos?
—Todos en la ciudad. Madway nos encontró cuando estábamos terminando el ferrocarril y se emocionó. Dijo que el Maestro estaba haciendo algo grande que ayudaría a todos a vivir mejor.
¡—Un! Ese tipo sí que sabe de lo que habla!
Dijo Mira con cierta emoción y luego volvió a mirar el paisaje que fluía.
—Dijeron que querían darte las gracias de alguna manera, así que se nos ocurrió esa idea.
Dijo Yuria.
Así que el primero en sugerirlo fue Madway, y a partir de ahí mis esclavas lo convirtieron en un gran evento….
—¿Fue malo?
—No.
No estaba tratando de decir eso.
No estuvo mal… pero realmente necesito encontrar alguna forma de recompensar a mis esclavas.
Pusieron tanto esfuerzo en hacer esa gran ceremonia… tengo que hacer algo a cambio.
Algo que les haga felices, que les haga sentirse valiosas.
Pensé en ello.
—Maestro
Risha me llamó.
—¿Qué pasa?
—Eso.
Risha señaló por la ventana.
Veía señalando a un gran grupo de esos simios.
Garras afiladas, aspecto brutal, pero débiles como niños.
En total eran veinte.
Era una oportunidad para aumentar nuestra población.
—Lilia detente.
—Ok desuno
El tren frenó hasta detenerse y agarré La Espada Eterna para ir a golpearlos.
—Maestro, ¿podría dejarnos esto a nosotras?
Risha preguntó y todas me miraron.
—De acuerdo.
Dejé mi espada en su funda y asentí.
-La magia se ha cargado en 10.000-
-La magia se ha cargado en 4.000-
-La magia se ha cargado en 2.000-
Saltaron del tren con caras de felicidad y cargaron hacia los simios.
Como estaban luchando contra esos simios ni siquiera necesitaban usar armas.
Mientras los veía pelear seguí pensando.
Este era el patrón habitual.
Los cuatro se movían como yo ordenaba, pero solo me daban 3 cargas.
Yuria no daría ni una.
Yuria era… en cierto modo… la más difícil.
No había duda de que la hacía feliz.
Sin embargo, parece que para ella si no llega a un cierto umbral, no conseguiría una carga.
Debido a eso casi siempre me falta uno.
……está bien, lo he decidido.
Voy a hacer algo para devolver los favores que me han hecho. Será algo que acabe con las cuatro lo suficientemente contentas como para dar un cargo.
***********************************
Una vez derrotados los simios, cada una de ellas volvió a convertirse en humana.
Cuando recobraron el conocimiento mis esclavas hablaron con ellos y les explicaron la situación.
Una vez que vi que habían terminado de hablar me acerqué.
—¿Está hecho?
—Si desuno
—Ya veo. Entonces por ahora debemos llevarlos a Ribek. Todavía podemos lograr meter a este número en el tren.
Miré el tren que habíamos hecho hacía poco.
No habría suficientes asientos, pero gracias a la inercia eliminada mágicamente no debería haber ningún peligro.
—Risha onee-sama, tu dobladillo se ha rasgado desuno
Risha escucho el llamado de Lilia y se detuvo.
Volviéndome a mirar pude ver que, efectivamente, el dobladillo del vestido de Risha estaba rasgado.
Las afiladas garras de los simios debían de haberlo rasgado.
Risha parecía abatida y me miraba con ojos apenados y de disculpa.
—No te preocupes por eso.
Dije y saque mi DORECA para reparar su vestido.
Lancé reparar para usar mi magia cuando….
*Thump*
Escuche un sonido. Me giré y miré para ver a una de las personas que se había transformado de nuevo en simio. Una chica con el pelo largo se había caído de trasero.
Tenía la cara pálida y me miraba con miedo en los ojos.
¿Qué ha pasado?
—Maestro…eso.
Yuria señaló la DORECA en mi mano.
—¿Esto? ¿Esto es lo que le daba tanto miedo?
Estaba dudoso pero no tuve oportunidad de preguntar antes….
La chica soltó un grito desgarrador mientras miraba fijamente la DORECA.
***********************************
—Maestro
Risha reapareció frente a mí después de entrevistar a la chica.
—¿Cómo fue?
—Umm…….. esa chica era aparentemente del sitio de Seiya-san.
—……hm?
¿Qué quiso decir?
—Esta era la segunda vez que se transformaba en humana. Primero fue salvada por Seiya-san y fue llevada de vuelta a su lugar.
—Oh sí, él me dijo una vez que había aprendido que los simios se convertirían de nuevo en humanos.
—Sí. Pero……..sufrió donde Seiya-san.
—Oh
Asentí con la cabeza. No tuve que preguntar más para entender.
Seiya probablemente los trataba como esclavos usándolos uno tras otro.
—Entonces……Seiya-san los abandonó y fueron atacados por monstruos una vez más.
—¿Entonces se convirtieron en simios una vez más?
—Además Seiya-san siempre comprobaba su tarjeta después de cometer algún acto de violencia y así…
—Ya veo. Ahora entiendo.
Me acerqué a la chica.
Parecía que iba a salir corriendo en cualquier momento, pero Lilia se abrazó a ella para evitar que huyera.
Saqué mi DORECA.
—Escúchame por favor. ¿Tienes miedo de esto?
—¡Hii!
—Cálmate un momento.
Canté ‘Menú abierto’.
Elegí pastel de la lista e hice el círculo mágico.
Elegí el pastel mágico de 3.000 y seleccioné la opción de pagar 10 veces la cantidad para hacerlo únicamente de magia.
Parecía que había sacado de la nada un pastel de aspecto delicioso.
Le tendí el pastel a la chica.
—¿Te gustan los dulces?
—…..huh…mmhm.
Asintió tímidamente y le entregué el pastel.
—Tengo una forma diferente de hacer las cosas que Seiya. Su tarjeta se usa para reunir sufrimiento, pero lo que yo busco es felicidad… o se podría decir sonrisas.
—¿Sonrisas?
—Así es. Risha
—Sí.
—Mira
—Sí.
—Yuria
—Un
—Lilia
—Sí desuno
Llamé a mis cuatro esclavas.
Las cuatro dieron un paso al frente y se colocaron frente a ella.
—Esclavas eternas…
La chica lo sabía… tenía sentido.
Ella habría visto a la esclava de Seiya en ese entonces.
Ella los miró.
Lentamente su rostro se suavizo.
—¿Las sonrisas de los esclavos?
—Sí
—¿Las nuestras también?
—Puedes confiar en mí. No te maltrataré.
—…..un, lo intentaré.
Ella asintió tímidamente.
—Están sonriendo después de todo.
—Ya veo.
Sus sonrisas eran realmente algo feliz para mí.
El hecho de que se puede confiar en mí porque están felices conmigo.
La chica bajó la cabeza tímidamente.
—G-gracias por la comida.
Se llevó lentamente el pastel a la boca como si temiera que fuera una trampa.
—Está delicioso…..
Sonreímos mientras la veíamos comerse la tarta.