Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 29. El deseo de todos
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- 29. El deseo de todos
—Fuaa……
Mansión, mi habitación.
Después de un día lleno de trabajo volví a mi habitación y me desplomé en mi cama.
Usé mi magia, usé mi fuerza física.
Incluso ahora hay círculos mágicos incompletos aquí y allá esperando a que alguien ponga los materiales dentro de ellos.
Como ya había terminado lo que necesitaba por el momento, volví a descansar.
*Knock*Knock* estaban llamando a mi puerta.
—Ughhh….¿Quién es?
—Es Risha.
—Mira desu
Eran ellas dos eh….
—Adelante.
Dije mientras seguía tumbada en la cama. Las dos entraron en mi habitación.
—¿Qué pasa?
—Umm, Maestro…
—¿Quieres un masaje?
—¿Masaje?
—Sí, pensamos que el Maestro estaría cansado.
—Y nos gustaría aliviarlo aunque sea un poco.
—Ya veo. Entonces hagan el intento.
—¡Bien!
—Yuria, te dejaremos el resto a ti.
Yuria entró en la habitación y tanto Risha como Mira salieron.
Yuria se acercó a mí mientras estaba tumbado boca abajo y empezó a masajearme con sus pequeñas manos.
—¿Cómo está Maestro?
—Ahhh, es buenooooo. Más alrededor del hombro. Más fuerte… por favor hazlo más fuerte.
—Entiendo.
Yuria es tan contundente como siempre…
Pero aún así…una vez que esa gargantilla con una gema blanca fue puesta alrededor de su cuello, 2,000,000 de magia fue depositada dentro de mi DORECA.
El pequeño cuerpo de Yuria me masajeó de todo corazón.
—Yuria.
—¿Qué?
—Súbete a mi espalda y usa el peso de tu cuerpo.
—……Entiendo.
(LoD: Que no lea esto mi pana el palomo)
Escuché un susurrado ‘Lo siento’.
Para empezar la pequeña complexión de Yuria no tiene mucho poder.
Siendo ese el caso debería ser justo usar su peso corporal.
—¿Por qué ellas dos no hicieron esto también? ¿Lo sabes?
—No preguntaron.
—Ya veo……hm?
Estuve a punto de seguirle la corriente antes de darme cuenta de que la forma en que lo había dicho era extraña.
—¿No preguntaron?
—Sí.
—¿Qué quieres decir?
—Es uno de los principios de Esclavos Eternos.
—Enséñame.
—Esto…
Yuria señaló su gargantilla.
Parecía estar sonrojándose ligeramente.
—He oído que las dos habían recibido collares también.
—Sí… aunque se los confiscaron.
—El Maestro es un buen Maestro.
De repente me dijeron algo que me da un poco de… picazón supongo….
—Maestro es un Maestro que nos hace querer dedicar nuestras vidas a ti. Así que cuando te vemos cansado, queremos curarlo.
—Fumu…
—Pero a partir de ahora, si hicieran tal cosa, podría parecer que lo hacen únicamente para reclamar sus collares. Así que me pidieron que lo hiciera.
—¿Así que estaban preocupadas por eso?
—Somos esclavas después de todo.
—Hmmmmm
Más que por ser esclavas…es más por ser Esclavas Eternas.
Así las cosas…siento que tienen una composición mental compleja….
…….está bien entonces.
—¡Risha! ¡Mira!
Las llamé en voz alta.
Las dos abrieron la puerta y entraron pareciendo nerviosas.
—¿Llamaste Maestro?
—Sí, las dos masajeadme a mí también.
—Pero…..
—Es una orden.
Dije con más firmeza y algo de mal humor.
—Pensar que habría un esclavo que no escucharía las órdenes de su Amo…..
—¡Nooo!
—¡No es eso en absoluto!
Dijeron y corrieron a mi lado y empezaron a masajearme.
Les miré a la cara.
Ambos sonreían.
Parecía como si estuvieran felices de que yo les diera órdenes.
-La magia ha sido cargada por 1,000-
-La magia se ha cargado en 2.000-
Mi magia aumentó ligeramente.
Así como así, todo mi cuerpo se relajó con su masaje.
Era una sensación increíblemente buena.
Aunque su habilidad individual no era demasiado alta… su combinación era buena y cómoda.
Honestamente, siento que el masaje de Yuria mejoró cuando las dos se unieron.
Y así, mientras dormitaba,
*Guruurururuurrurruu*
El estómago de alguien gruñó.
Levanté la cabeza y vi la cara de Mira ardiendo de rojo.
—¿Fuiste tú?
—¡Lo siento!
—Aw, Mira, ¿qué estás haciendo?
—Dunce
Mira fue atacada por ambas y bajó la cabeza abatida.
—No te preocupes, te ha entrado hambre con el masaje.
—Lo siento…….
—¿Hay algo que quieras comer?
—Pero no tenemos comida.
Dijo Risha.
Me levanté y me senté con las piernas cruzadas en la cama.
Busqué en mi menú de DORECA qué comer.
Tras convertirme en Tarjeta Dorada, se desbloqueó una habilidad que me permite crear objetos a partir de magia pura.
Si no tengo los materiales, tendré que pagar diez veces la magia.
Así, un pastel que originalmente costaba 3.000… pasará a costar 30.000.
Pensé en usarlo esta vez.
—Puedo hacerlo incluso sin ingredientes.
—¿Usando qué?
Yuria preguntó mientras ladeaba la cabeza confundida.
Tenía una mirada intelectual en sus ojos que no encajaba con su pequeña cara.
Parece que ella vio que había un demérito en este método de creación casi inmediatamente.
Mientras pensaba en lo lista que era, le di una palmadita en la cabeza porque me parecía muy pequeña y mona.
—Bien, ¿qué sería bueno? Umm… tengo–
Miré mi menú y empecé a leer cuando,
*knock*knock*knock* un golpeteo.
No era la puerta de la habitación, era de la puerta principal creo.
—Risha
—¡Ok!
Risha salió corriendo emocionada.
Regresó en breve.
—Maestro, la gente del pueblo quiere reunirse con usted.
—Llaman de nuevo… vale vamos…
—No, han traído bastantes cosas.
—¿Trajeron cosas?
Empecé a preguntarme qué estaba pasando.
Me levanté, salí de mi habitación y me dirigí al exterior.
La gente del pueblo estaba fuera con antorchas.
Eran unos veinte.
Como dijo Risha, llevaban un montón de cosas.
Tenían carne, fruta y pescado.
A simple vista todo parece comida.
La cantidad era algo ridícula. Era suficiente para que una familia de cuatro personas comiera durante un mes (si la comida no se pudría).
—¿Esto es?
La gente escuchó mi pregunta… Agafon se adelantó y habló.
—Estos son los impuestos.
—¿Impuestos?
—Sí, son impuestos para nuestro Señor. Hemos recibido muchas cosas de Akito-san, pero no es bueno si solo aceptamos. Así que todos discutieron y llegaron a esta pequeña ofrenda.
—¿Es así?
—¡Por favor, acéptalo!
Dijo Agafon y todos los que habían venido, se inclinaron.
—Woah….Asombroso Maestro.
—Que te rueguen que aceptes este impuesto y te inclines…
—Están mal de la cabeza… en el buen sentido.
Mis esclavos están chismorreando a mis espaldas…
Como sea,
—Lo entiendo. Lo aceptaré con gratitud.
—¡Muchas gracias!
Agafon y el resto levantaron la cabeza y me dieron las gracias con gran vigor.
Todos sonreían y parecían ‘contentos de que hubiera aceptado’.
—Sí, sus cabezas son definitivamente extrañas… por supuesto en el buen sentido.
Dijo Yuria desde detrás de mí pareciendo asombrada.
… Ese pensamiento también puede haber pasado por mi mente.
Ya que los impuestos se han convertido en un problema… ¡haré algo que se relacione estrechamente con ello!